El arte de la meditación[1]

de Ajahn Munindo[2]

Adaptación de una charla dada en el Monasterio Aruna Ratnagiri, Northumberland, Reino Unido

 

Supongo que muchos de nosotros hemos leído algunos de los artículos científicos que circulan hoy en día ensalzando los beneficios de la meditación. La investigación de los efectos que la práctica de la meditación tiene en el cerebro ha evidenciado la existencia de beneficios considerables. También me he encontrado artículos que desacreditan y desaconsejan la práctica de la meditación budista. Algunas personas que han probado y, después de un tiempo, la han dejado alegan que puede ser perjudicial, peligrosa y que incluso puede ser capaz de destruir nuestras vidas. Estas alegaciones no necesariamente provienen de personas que no han practicado con suficiente vigor, de aquellos que, por decirlo así,   sólo han hecho un curso de Vipassanā en India antes de abandonar –a veces provienen de personas que se han machacado meditando durante años, pero que, finalmente se han desilusionado.

Fuente: archive.constantcontact.com

Ajahn Munindo Fuente:archive.constantcontact.com

No estoy realmente sorprendido con esos resultados. Como es natural, al ser abad de un monasterio, suelo oír muchas cosas acerca de como la gente practica y cuáles son sus resultados. Cuando nos encontramos por primera vez con estas enseñanzas, no sólo se nos presentan como algo en lo que creer, sino como algo que realmente podemos hacer con nuestra consciencia, y eso nos da esperanzas. Entonces nos adentramos en la experiencia de la meditación con entusiasmo, confianza y energía. Nos sumergimos en la práctica y puede que tengamos algunos resultados. ¿Qué hacemos después? Una vez que hemos tenido algo de experiencia, especialmente algo así como una experiencia ‘especial’, es fácil apegarse a su recuerdo. Si fue agradable puede que tratemos de repetirla. Si no fue agradable puede que sigamos apegándonos a su memoria , temerosos de que se vuelva a repetir.

A veces, la forma en que se enseña la meditación pone demasiado énfasis en la técnica. Y aferrarse a la técnica puede llevar a aferrarse a los resultados. Cuando comenzamos aprendemos de las técnicas. Pero la idea de que eso es todo lo que la meditación es, es lamentable. Tardé bastante tiempo en darme cuenta que el enfoque del técnico no funcionaba para mí. Finalmente me percaté de cuán preocupado estaba con la ‘forma’ de la práctica y de que estaba perdiendo el contacto con el ‘espíritu’. El sentido de la práctica, el espíritu, es profundizar en la comprensión y en la calma. La preocupación en torno a los estadios por los que había que pasar y las cualidades que había que alcanzar estaba provocando rigidez de corazón y de mente. Si tomaba la actitud inapropiada de que había algo mal en mí y que estas técnicas me corregirían, la atención se tornaba excluyente y limitante. Esto alimentaba la mente que se dedica a acumular; la idea de nunca ser lo suficientemente bueno; de tener que llegar a algún lado siempre.

Es cierto que calmar la mente y
concentrarla es parte de la práctica, pero
sólo parte.

Cómo interiorizamos las técnicas determina cómo nos relacionamos con la experiencia. Un énfasis excesivo en las formas puede llevar a un apego mayor, no menor. En Occidente, con nuestra marcada actitud voluntarista hacia la vida, puede ser particularmente pronunciado. No todo el mundo en la Tierra ve la vida como nosotros. En Asia la gente generalmente es más relajada y confiada. En sus culturas el misterio, el mito y la fe aún tienen relevancia. En nuestra cultura tendemos a desconfiar de todo; se nos enseña a dudar, a cuestionar. Eso tiene, por supuesto, beneficios. También tiene limitaciones. ‘Mito’ se ha convertido en sinónimo de ‘falso’. Los rituales son para la gente primitiva. Necesitamos andar con cuidado de no trasladar nuestras manipuladoras tendencias voluntaristas a los aspectos más importantes de nuestras vidas. Buena salud, relaciones cálidas, dinero, comida y techo; todo ello es importante, pero cuando muramos lo más importante será el estado de nuestra consciencia. Por eso, la forma que tenemos de entrar en nuestra exploración interior es lo más importante, y no estamos obligados a asumir un enfoque técnico en torno a ello.

Me he dado cuenta que es mejor ver la vida contemplativa como un ejercicio artístico. En el comienzo necesitamos adquirir las habilidades requeridas para el tipo de arte en cuestión; como tocar un instrumento musical. Inevitablemente puede ser aburrido asumir estas técnicas; para llegar a ser hábil se requiere repetirlas muchas veces. Para tocar el violín debemos aprender a mover nuestros dedos, cómo sostener la muñeca. Si no sostenemos el instrumento correctamente, muchas bellas posibilidades no estarán a nuestro alcance. Se requieren horas y horas de entrenamiento para aprender a tocar un instrumento, conocer el medio artístico de la pintura o manejar una cámara. Pero una vez que hemos internalizado estas técnicas, una vez que las hemos hecho verdaderamente nuestras, podemos dejar que fluya el espíritu del artista.

Sugiero que algo similar sucede con la meditación. Si estás pensando que tú no eres artístico, prueba a considerarlo en términos de ser ágil. Uno de los maestros de Ajahn Chah solía aconsejar: “si las obstrucciones vienen por arriba, agáchate; si vienen por abajo, salta por encima”. La agilidad es esencial. Si sentimos que debemos adherirnos exclusivamente a lo que nuestro querido maestro nos ha enseñado inicialmente, puede que no progresemos. Puede que encontremos que nos falta creatividad para manejar las complejas obstrucciones que nos encontremos. Un inquebrantable respeto y gratitud hacia aquellos que nos ayudaron a comenzar, sí; pero también atreverse a adentrarse en lo desconocido con interés en descubrir algo nuevo.

Puede que los autores de estos comentarios sobre los peligros de la meditación no se hayan permitido experimentar en sus prácticas. Puede que hayan sentido que todo en la práctica giraba en torno a una sola técnica.  Pero por el hecho de que un maestro respetado o tradición nos digan lo que deberíamos estar haciendo, eso no significa que sepan exactamente lo que es adecuado para nosotros. Lo que se requiere es localizar el espacio intermedio donde podemos escuchar respetuosamente las enseñanzas dadas por la tradición a la vez que nos escuchamos a nosotros mismos. El camino medio: no aferrarnos a nuestro propio modo de hacer las cosas y tampoco apegarnos a la manera como hace las cosas nuestro maestro; estudiar ambos.

En los comienzos de mi práctica tuve algunas experiencias gozosas concentrándome en la respiración y abandonándome a los estados agradables. Pero ¿me ayudaron realmente con las obstrucciones que yo, este engañado y confuso carácter, tenia que afrontar? Sólo hasta cierto punto; después fracasaban miserablemente.

Sospecho que esto les pasa a muchas personas que llegan a un punto donde sienten que están dándose cabezazos contra una pared de ladrillos. Me gustaría animar a todos a escuchar de forma más cuidadosa nuestra propia intuición. Atendemos a eso que viene de fuera: libros, maestros, tradiciones; pero sintamos y escuchemos también lo que viene de dentro. No estoy abogando por aferrarse a la visión de que ‘mi’ único y fascinante enfoque es absolutamente el camino, pero no asumamos que es irrelevante.

En mi primer retiro de meditación el maestro enseñó ānāpānasati, la atención a la respiración mientras estamos sentados; también meditación caminando. Recuerdo que, en el tercer día de este retiro, surgió una experiencia maravillosa, una repentina percepción de paz interior, de calma interior. Sólo había quietud, como nunca antes la había experimentado. Estaba fuera, en el campo, yendo de una punta a otra de un camino de grava en una parte remota de Australia llamada Nimbin. Con esta percepción había una voz interior – ese parlanchín que gusta de tener una opinión sobre todo – comentando. ‘Sólo hay consciencia’, o puede que fuera, ‘Sólo está el conocer’. A esto le siguió rápidamente una pregunta. ‘¿Pero quién está consciente?’ Entonces la mente cayó en un estado más profundo e incluso más precioso. No puedo recordar cómo describí esto al maestro, pero no parecía apreciarlo como una clave importante para desbloquear mi práctica. De hecho, después de mucho tiempo y considerable esfuerzo,  pude reconocerlo por lo que realmente era.

Cuestionar conscientemente como forma de meditación no es algo nuevo. Mucha gente lo utiliza como un modo de focalizar sus intereses y recorrer el viaje interior. Hacer la pregunta adecuada, tu propia pregunta, es una parte importante de la práctica. Hay momentos en los que concentrarse en el objeto de meditación es algo que se hace placentero y agradable; pero quizá debamos verlo como lo hacía Ajahn Thate[3]. Solía decir a los monjes que para ellos entrar en samādhi era como irse de vacaciones; lo recomendaba. Pero ir de vacaciones es ir de vacaciones; no es trabajar.

Fuente: theravada-dhamma.com

Ajahn Tate                       Fuente: theravada-dhamma.org

Una de las cosas más interesantes con las que trabajo es hacer preguntas como, ‘¿Quién está consciente?’ Es agradable pensar en los planos arquitectónicos para desarrollar un monasterio, pero el trabajo más valioso es hacerse preguntas interiores como: ‘¿Quién?’, ‘¿Quién está haciendo la pregunta?’ Esta es una pregunta extremadamente interesante si se practica de la forma adecuada y no porque yo o algún otro te lo haya dicho.

La mente está deseosa de hacer estas preguntas. Mucha gente considera a su propia mente como un enemigo. Todo lo que quieren hacer es que sus mentes se callen, por eso se concentran, se concentran, se concentran, persiguiendo paz. Es cierto que calmar la mente y la concentración es parte de la práctica, pero sólo parte de ella. También hay otros aspectos. Igual puedes hacer que tu mente sea tu amiga. Puede que tu amiga la mente realmente quiera compartir este viaje contigo y puede que tenga interesantes contribuciones que hacer.

Hay tradiciones en las que los maestros específicamente animan a hacer preguntas. Una vez más, debemos llevar cuidado de no hacer de esto otro tipo de técnica aplicada de forma mecánica. Preguntada del modo adecuado, en el momento adecuado, en la dirección adecuada nuestra pregunta introspectiva comenzará a desenredar los enredados hilos del ego contraído. El maestro Hsu Yun[4], el gran maestro chino de meditación Ch’an, utilizaba la técnica de preguntar ‘¿Quién?’, llamada en chino hua-tou, la práctica de la pregunta profunda. Cuando a Ajahn Fun, un discípulo de Ajahn Mun, le sobrevino el miedo durante la práctica, fue a consultar a Ajahn Mun. Ajahn Mun no le dijo simplemente, ‘Ve y concéntrate en la respiración.’ Le preguntó, ‘¿Quién tiene miedo?’.

Hsu Yun Fuente: elephantjournal.com

Hsu Yun
Fuente: elephantjournal.com

Recordad que no debemos quedarnos agarrados a estas ‘indicaciones’ del camino. Si nos aferramos a ellas, serán el ego engañado construyéndose a sí mismo bajo otro techo. No te quedes apegado a la idea de preguntar, ‘¿Quién?’ No es que la mente en sí misma sea el problema; con lo que debemos tratar es con el engañado ego, el egotismo. Ese es nuestro tema; toda nuestra energía está siendo engullida por esta construcción. Entonces, ¿cómo nos liberamos de esta energía, cómo la deshacemos? Hay ciertamente un estadio en el que es necesario aprender a traer la mente a la unidireccionalidad, a la estabilidad. Este es un aspecto de nuestro entrenamiento, pero ¿lo estamos tomando como todo el camino? No necesariamente, no todo el mundo. Hay quienes pueden tomar ese tipo de meditación casi como todo el camino; y se nos dice que justo en la etapa final de la práctica, justo en el momento adecuado, hacen algunas preguntas muy sutiles y toda la maraña se desenreda; encuentran la libertad que iban buscando. Pero puede que ese no sea el camino para todos nosotros. De hecho, sospecho que no es el camino para muchos de nosotros.

Consideremos que quizá nuestra mente no sea nuestra enemiga. Puede que no necesitemos decirle que se calle todo el rato. Puede que nos podamos hacer sus amigos y escucharla. Los cristianos dicen, ‘Pide y se te dará’. Cuando yo era cristiano solía preguntar todo el rato, pero no encontraba los resultados que iba buscando. Sólo años más tarde pude conocer a un monje cristiano que señalaba que lo que importa es cómo preguntas. Si no estamos preguntando desde el lugar adecuado no vamos a obtener la respuesta adecuada.

Debemos hacer nuestras preguntas suavemente, respetuosamente, como si le estuviéramos hablando al Buda.

Si somos lo suficientemente afortunados en nuestro camino interior, puede que descubramos nuestra propia pregunta personal, una pregunta que tenga éxito en deshacer nuestra confusión, pero debemos ser cautelosos con la energía que dirige nuestro cuestionar. Nuestras preguntas deben estar acompañadas con un reconocimiento humilde de que no sabemos. Tengo un recuerdo claro de mi primer año meditando, cuando solía hacer esta práctica de cuestionar pero utilizándola como si fuera un mazo machacando a un enemigo. Eso no funcionó del todo. No fue de gran ayuda – de hecho, me puse muy enfermo. Debemos hacer nuestras preguntas suavemente, respetuosamente, como si estuviéramos hablando al Buda. ¿Cómo hablaríamos al Buda si le conociéramos, si le hiciéramos una pregunta?

También me gusta reflexionar sobre una pregunta que Ajahn Chah formulo en una ocasión. Está disponible como parte de la Introducción de Viendo el Camino, Volumen 2. Algunos monjes estaban hablando con él acerca de la Mente Original[5]. Señaló que si conviertes la Mente Original en algo, eso no es realmente la Mente Original. Si sigue quedando algo ahí, simplemente descártalo. Puedes llamarlo Mente Original si quieres, pero el término, el concepto, ‘Mente Original’, no es lo que está siendo señalado. Lo que es realmente original es inherentemente puro; no hay nada que puedas decir sobre ello. Si realmente quieres decir algo sobre ello tienes que utilizar las palabras, pero no te quedes atrapado en las palabras. En el transcurso de la conversación Ajahn Chah  salió con: ‘¿En Qué lugar surge todo este surgir y cesar?’ Puede que estés observando este surgir y cesar todo el rato, pero ¿en Qué está teniendo todo esto lugar? Esta es una cuestión muy poderosa. Puede que estemos haciendo la técnica, observando el surgir y cesar, pero ¿Dónde, en ‘Qué’ está pasando? Está pasando en el conocimiento consciente[6], en ‘lo que conoce’, o comoquiera que elijamos llamarlo.

Ajahn Chah Fuente: theravada-dhamma.org

Ajahn Chah
Fuente: theravada-dhamma.org

Cualquiera que sea la palabra que usemos, por supuesto que no será eso. Y justo en esto reside otro interesante elemento de la práctica. Puede que el esfuerzo que pones en la práctica te lleve en la dirección en la que deseas ir, y tienes unos breves momentos de apertura a la experiencia de morar como conocimiento consciente; ves desde una nueva perspectiva. Pero más tarde resulta que no puedes tener un acceso directo a la experiencia real de morar como conocimiento consciente. Lo que tienes es la memoria de eso. Tienes que llevar cuidado de no aferrarte a ese recuerdo; la memoria no es el conocimiento consciente. La memoria es actividad, es contenido en el conocimiento consciente. El conocimiento consciente es como el contexto; todo lo que surge y cesa es el contenido, como las motas de polvo que van flotando en el espacio vacío que del conocimiento consciente.

Puede que usemos una técnica con la esperanza de que nos devuelva a esa experiencia del conocimiento consciente. No rechazamos esa técnica, puede que nos ayude, siempre y cuando no nos la creamos al 100%. No obstante, siempre existe el riesgo de que las técnicas se conviertan en ídolos, de igual modo que las imágenes de Buda se pueden convertir en ídolos. Algunas imágenes de Buda son bellas e inspiradoras. El Buda mismo no animó [a usar] esas imágenes; lo que sí recomendó [usar] fue el árbol Bodhi. No fue hasta que los griegos llegaron a Afganistán y se toparon con el budismo que estas imágenes de Buda aparecieron, teniendo como modelos aquéllas de los dioses griegos. Pero aunque no había imágenes de Buda en el tiempo de Buda, ahora sí las tenemos, y están ahí para recordarnos el potencial al que se apunta en la enseñanza del Buda. La imagen del Buda en sí misma no tiene mucho más de lo que nosotros proyectamos sobre ella. No obstante, puede ser de ayuda el tener una imagen de Buda en la que proyectar, de igual modo que puede ser de ayuda a veces tener un espejo. Cuando estaba solo de retiro en Escocia hace algunos años, sentí que algo no andaba bien con mi ojo. Picaba de forma dolorosa, y finalmente me di cuenta de que tenía una pulga en mi párpado. Para quitármela tuve que sostener mis gafas de tal modo que pudiera ver la pulga y quitármela sin lastimar mi ojo. Si no hubiera tenido un espejo me hubiera visto en apuros.

Por tanto podemos beneficiarnos de las formas que nos devuelven nuestra propia imagen. Podemos usar imágenes de Buda como esa, o el símbolo de la rueda, cosas que nos recuerdan al Buda y al potencial de la perfecta sabiduría y la perfecta compasión. La imagen del Buda en sí misma, no obstante, no es la perfecta sabiduría y la perfecta compasión. Me siento mal por los talibanes que destruyeron esas imágenes gigantescas del Buda en Bamiyan, Afganistán, pero estas imágenes no eran el Buda. De igual modo, una técnica de meditación no es el Dhamma; es una forma que nos ayuda a relacionarnos con el Dhamma. El concepto del conocimiento consciente no es el Buda. Usamos el concepto del conocimiento consciente o el modelo del espacio con motas de polvo flotando en él como imágenes que nos recuerdan el trabajo que necesitamos realizar.

Somos afortunados por disponer de estas herramientas y técnicas que ya han sido probadas y experimentadas para aplicar en nuestra práctica diaria y también técnicas que nos ayudan en la práctica del día a día, como los Cinco Preceptos[7]. ‘Asumo el entrenamiento de abstenerme de matar seres vivientes’; eso son palabras, formas, que simbolizan el espíritu, que son para inhibir cualquier intención de hacer daño. La forma es útil; apunta al espíritu de la no-violencia, algo que nos importa. Podría pasar que sin esa forma se nos olvidase. Por tanto los Cinco Preceptos son definitivamente una técnica útil, una forma útil.

Otra técnica que tiene por objeto devolvernos a la atención plena del momento la aprendí de la profesora Ruth Denison.

Ruth Denison Fuente: learningtolivehere.wordpress.com

Ruth Denison
Fuente: learningtolivehere.wordpress.com

Implica hacer que la gente se mantenga sobre una sola pierna. La he utilizado al hablar por teléfono con alguien que estaba desorientado –lágrimas, pena, confusión:

‘Ok, vamos, levantémonos los dos y pongámonos de pie sobre una sola pierna’. Puede que piensen que estoy bromeando: ‘Voy en serio. Hablaremos de tu problema, pero justo ahora apoyémonos sobre una sola pierna. Si quieres hablar conmigo tenemos que estar apoyados sobre una pierna primero.’ Y ahí estás tú en medio de una habitación, con tu teléfono en una oreja, de pie, apoyándote sobre una pierna. Este es un ejercicio muy útil, ya que para hacerlo tienes que regresar al cuerpo. Después de estar un rato de pie sobre una pierna tiendes a volver sobre tus pensamientos, pero entonces te tambalearás, y cuando estés a punto de caerte tendrás que volver rápidamente al cuerpo otra vez. Puede que digan, ‘¡Pero si no puedo pensar en mi problema cuando estoy de pie sobre una sola pierna!’, a lo que podría responder, ‘¡Bueno, eso está bien, porque por eso me llamaste, porque no podías dejar de pensar en tu problema!’. No estoy siendo frívolo cuando hablo a alguien de este modo; este ejercicio es útil si te encuentras perdido. Y por supuesto, no estoy diciendo con esto que hay que aferrarse a la técnica y convertirse en uno de esos ascetas indios que están de pie todo el día sobre una pierna. No lo han entendido.

Hay tantas técnicas para dirigirse a la atención plena. Ajahn Chah no permitió la electricidad en el monasterio durante muchos años porque quería que sacásemos el agua del pozo a mano. Pensó que era una buena forma de corporeizar la práctica de la atención plena. El otro día hablé con unos monjes acerca de un monasterio zen en el que el abad no permitió traer una lavadora porque él o ella pensaba que los monjes y las monjas se volverían perezosos. Con el tiempo, el monasterio adquirió una lavadora, entonces el abad dijo, ‘Ok, cuando pongáis vuestra ropa en la lavadora debéis sentaros y observar cómo el bombo gira y gira circularmente durante el lavado. No podéis darle al botón e iros y volver a estar distraídos; tenéis que quedaros sentados ahí’.

Ajahn Chah prohibió fumar cigarrillos en su monasterio pero cuando tomé la ordenación por primera vez viví en un monasterio en Bangkok donde estaba permitido. La regla era que no tenías permiso para fumar a no ser que te estuvieras sentado, pues si fumabas tenías que hacerlo plenamente. Por supuesto, no estoy recomendando este tipo de práctica en concreto. Pero el mensaje que se quería transmitir, el espíritu codificado en la forma, era hacer lo que estabas haciendo plenamente. Si estás escribiendo un email, escribe el email plenamente. Frecuentemente cuando estamos sentados frente al ordenador nos perdemos. Nos olvidamos del cuerpo y nos estresamos. No estamos haciendo realmente lo que estamos haciendo. No estamos ‘completamente ahí’. A pesar de que hemos escuchado muchos maestros decir una y otra vez que la práctica de la atención plena está aquí y ahora. El Buda dijo, ‘El pasado está muerto, el futuro aún no ha nacido’. La única realidad a la que tenemos acceso es a esta realidad, aquí, ahora.

… si el uso de las técnicas de meditación nutre tu fe y hace que tu confianza sea más profunda, continúa. Si el enfoque del artista te atrae… no necesariamente deberías tenerle miedo.

Necesitamos técnicas; necesitamos formas que nos ayuden a volver a este momento. Pero el espíritu es el conocimiento consciente. La forma son las técnicas que nos ayudan a darnos cuenta de esa cualidad del conocimiento plenamente consciente.

Por eso, si el uso de las técnicas de meditación nutre tu fe y hace que tu confianza sea más profunda, continúa. Si el enfoque del artista te atrae, si tienes un pequeño impulso, creativo, salvaje, anormal, a meditar de una forma distinta, no necesariamente deberías tenerle miedo. Podría ser tu mente que ha venido a ayudarte en este camino interior.

Traducido por José Luis Poveda en Madrid, Junio de 2015. Revisado por el Venerable Bhikku Abhinando, Giulio Santa y Juan Manuel Serrano.

Enlace de descarga de este documento: https://luz0de0atencion0constante.files.wordpress.com/2014/10/el-arte-de-la-meditacic3b3n-5.pdf

[1]              Nota del traductor: Traducción directa del artículo titulado The Art of Meditation publicado en en la revista Forest Sangha, número 94, 2015. Descarga: http://www.fsnewsletter.amaravati.org/pdf/FSN_94_lowres.pdf

[2]               N. del T.: Ajahn Munindo (Te Awamutu, Nueva Zelanda, 1951) es el abad de Aruna Ratanagiri, un monasterio therāvada de la tradición del bosque tailandesa situado en Northumberland, Reino Unido. Ha sido monje therāvada (bhikku) durante más de 30 años y discípulo de Ajahn Chah.

[3]              Ajahn Thate (1902-1994) fue uno de los monjes más influyentes de la tradición tailandesa del bosque del pasado siglo. El autor estuvo practicando durante un tiempo con él.

[4]              El maestro Hsu Yun (1840-1959) sobrevivió a la tortura y persecución de los comunistas chinos y jugó un papel decisivo en la supervivencia del budismo en China. Es uno de los budistas chinos más influyentes de los últimos dos siglos.

[5]              N. del T.: ‘Mente Original’ aparecen en mayúsculas en la versión inglesa original (Original Mind).

[6]              N. del T.: Dependiendo del contexto el término inglés ‘awareness’ puede ser traducido como ‘conocimiento consciente’, ‘plena consciencia’, ‘atención’, ‘presencia mental’ o ‘presencia’. Aquí hemos optado por la primera opción por considerar que se adapta mejor a la experiencia que el texto trata de mostrar; que se produce como consecuencia de la práctica y no del mero estudio intelectual. De esta forma hemos adaptado nuestro criterio a las traducciones que se han dado del mismo concepto en otros libros de la tradición tailandesa del bosque como Las cuatro nobles verdades de Ajahn Sumedho (accesible para descargar gratuitamente en la siguiente dirección: http://dhammasati.org/wp-content/uploads/2015/03/Las-Cuatro-Nobles-Verdades-Text.pdf).

[7]              Cinco Preceptos: no matar, no robar, abstenerse de formas incorrectas de actividades sexuales, no mentir o abstenerse de un habla falsa y no beber bebidas o drogas que alteran la consciencia.

Acerca de José Luis Poveda

Soy licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia. En la misma universidad cursé el Curso de Aptitud Pedagógica y el Master Oficial “Ética y Democracia”. Mi trabajo de fin de master tuvo como tema la relación entre la psicología budista y el comportamiento ético. He practicado meditación desde hace veinte años, varios de los cuales los he pasado residiendo y practicando intensivamente en centros de meditación de España, Inglaterra, Francia y Sri Lanka. Desde hace tiempo vengo compartiendo mi experiencia meditativa con aquellos que llegan a la meditación para poder mejorar su bienestar psicológico. Por esta razón, además de la práctica de la meditación tradicional, he extendido el foco de mi investigación a las modernas neurociencias y psicoterapias, para poder ofrecer lo mejor de las prácticas tradicionales en un contexto no-religioso que pueda ser de beneficio para personas provenientes de distintos contextos socio-culturales. En esta última fase de mi actividad profesional estoy poniendo al servicio de la comunidad educativa los últimos avances en lo que refiere a la aplicación de estas técnicas dentro del ámbito educativo.
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13 respuestas a El arte de la meditación, Ajhan Munindo

  1. Hola compañer@s,
    Gracias a la generosidad de Giulio he podido traducir y publicar este valioso texto; decidí publicarlo porque arrojaba luz sobre ciertos puntos con los que he lidiado en mi práctica personal. Intuyo que otras personas también han tenido que lidiar con ellos y por eso he decidido compartir este texto con los practicantes de habla castellana.
    Me gustaría aprovechar este comentario para matizar una cuestión respecto a esta traducción:
    Expresamente he decidido traducir la voz inglesa ‘Buddha’ al castellano como ‘Buda’ (refiriéndose estas voces al Buda histórico). Con ello me he desmarcado conscientemente de la legítima tendencia a traducirla al castellano de igual modo que se escribe en inglés (‘Buddha’) dado que es la forma que mejor refleja el sonido original de la lengua Pali.
    Las razones que me han llevado a esa decisión son las siguientes:
    (i) La voz ‘Buddha’ y sus derivadas (‘buddhismo’, ‘buddhista’) no están registradas en la Real Academia Española, mientras que ‘Buda’, ‘budismo’ y ‘budista’ sí.
    (ii) Considero un signo muy positivo que los términos recogidos en la RAE formen parte del castellano estándar, ya que ello es muestra del profundo asentamiento que este fenómeno cultural que conocemos como ‘Budismo’ tiene en el mundo de habla hispana. Si bien es cierto que el término recogido en la RAE se aleja algo de la voz Pali original, hay que reconocer que la voz castellana sigue conservando mucho el sonido original si se compara con las voces que se han desarrollado en culturas poco sospechosas de no querer preservar la ortodoxia: en tibetano, para ‘Buddha’ utilizan ‘Sangye’; en chino, ‘Fo’; en japonés, ‘butsu’.
    (iii) Por las dos razones anteriores considero legítimo no utilizar en textos de divulgación términos técnicos que hagan alejarse al lector del lenguaje ‘que habita’. En cambio, mantener el rigor filológico en textos canónicos no sólo es legítimo sino deseable.

    ¡Que este texto traiga beneficios a todos los seres!

    José Luis Poveda

  2. Un par de cosas más:
    (i) Mi más sincero agradecimiento al Venerable Bhikku Abhinando, Giulio Santa y Juan Manuel Serrano por la gran generosidad, paciencia y buen hacer que han mostrado al revisar mi traducción. La relación ha sido muy fluida, muestra de la gran madurez espiritual y humana que estos tres especiales seres tienen -aunque la oculten dentro de una apariencia humilde y cercana.
    (ii) En los próximos días el documento aparecerá como pdf en el apartado de ‘Descargas’ de este blog. Ahora mismo no sé cómo hacerlo; cuando regrese Giulio lo hará.

  3. Daniel Valls dijo:

    Muchas gracias por vuestro trabajo, aporta luz a los que andamos en este camino en el que a veces nos es difícil percibir la claridad, tan necesaria para continuar a pesar de los obstáculos.
    Un abrazo.

  4. tcodoleta dijo:

    Qué acertadas y vívidas experiencias!

  5. Pingback: El arte de la meditación, de Ajahn Munindo | Ensayándome.Dialogando

  6. Saludos de corazón.
    Realmente este texto ha despertado una vibración radiante omniadorante y tododichosa a parte de una relajación en el hecho de permitir cuestionar respetuosamente aspectos de cualquier tradición lanzando preguntas amables por ejemplo al Buddha. Me recuerda al método que usaba Sócrates de picar piedra interior realizando preguntas y respuestas, tambien lo asocio a Ramana Maharshi , con el «Atma Vicharana»( un metodo de autoindagación usando el discernimiento» Viveka»). Por ejemplo uno puede preguntarse, «¿ quien siente esta vibración radiante?»y responderse » la identificación con el cuerpo» entonces preguntarse, «¿que es la identificación con el cuerpo?» y responderse » la voluntad de manifestar lo esencial en el mundo samsárico de lo material». y «¿porque manifestar lo esencial en el mundo samsarico de lo material?» porque Jesús de Nazareth dijo » Estad en el mundo sin ser del mundo» y el Mahasiddha Tilopa le dijo a Naropa » Vive el Nirvana en el Samsara»… y ¿Como vivir el Nirvana en el Samsara»? autorespuesta » Sosteniendo una sublime vía sin interrupción en la atencion adecuada serena y expectante extendiendose lo máximo posible durante todo el dia y agudizar la concentración en los momentos de meditación sentado» pregunta «¿ y como lograr extender la practica de la atención constante durante el máximo de tiempo posible»?, respuesta «recordando la frase de los Yogasutras de Patañjali siguiente: <>, es decir, la práctica constante <> y el desapego <> conducen la la cesación <> ( de la identificación con las flucutuaciones de la consciencia). Éstas preguntas y respuestas pueden aportar claridad y, recordándo lo que afirma Bhakti Das , practicante de la tradición de Shivananda de Rishikesh, otras tradiciónes pueden contener prácticas que sean favorables para fortalecer la práctica principal de la tradición con la que resonamos y conectamos más. De hecho Ajahn Munindo, en este texto del que hablo, toma elementos del Cristianismo.

    Un saludo lleno de gratitud.

    • Tashivasudeva mi agradecimiento por tu profundo comentario, el cual creo que es muy acertado. Es muy bonito ver que esta traducción sirve de ayuda e inspiración en l@s buscador@s. Es el mejor regalo que se puede recibir a cambio del trabajo. Un cordial saludo para tod@s l@s que estáis interactuando en este post.

    • gsanta dijo:

      Gracias por compartir aquí Tashi! 🙂

  7. Gracias a vosotros por nutrir el blog.

    Por cierto, cuando cito a Patanjali entre corchetes veo que no aparece el texto, la cita era la siguiente:

    » abhyasa vairagya tan nirodaha» , que se podria traducir como practica constante ( Abhyasa) y desapego ( Vairagya) conducen a la cesación ( Nirodaha) de las fluctuaciones de la mente.

    que el gozo de la preséncia nos conduzca a la compasión omniadorante de todo lo que sea captado por nuestra atención.

    Paz radiante tododichosa .

    Amor omnipenetrante.

    Gracias, de nuevo.

  8. Reblogueó esto en Mindfulness y autoconocimientoy comentado:
    Comparto este texto que traduje hace algún tiempo; una guía inestimable, no para aprender técnicas de mindfulness o meditación, sino para aprender la ACTITUD más sabia a la hora de meditar.

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